Google ha anunciado recientemente que deja de comercializar su proyecto de Google Glass.
Esas famosas gafas que proyectaban en el propio cristal información.
Y que tenían cámara para ver y grabar lo que estabas haciendo.
No es la primera vez que hablo de este producto.
Fue un buen ejemplo de innovación fracasada.
Especialmente por el «hype» que crearon en la primera versión.
Saliendo incluso en la televisión en «prime time».
En realidad el producto no funcionó.
No interesaba y generaba muchas dudas.
Así que decidieron reorientarlo.
De un producto de uso general y dirigido al consumidor a un producto de especialistas y dirigido a empresas y profesionales.
Vamos, lo que se dice pivotar en la jerga de la innovación.
Por el camino se dejó Google, sobre todo, su reputación.
La de la gente que esperaba el producto.
Pero sobre todo la de los profesionales que invirtieron enormes cantidades de tiempo y dinero para desarrollar aplicaciones para una plataforma que nunca llegó a despegar.
Riesgos de la innovación. Hay que asumirlos y ya está.
Aunque seguramente son más fáciles de asumir por alguien con el músculo financiero de Google que por el de una startup de nuevos emprendedores que invirtieron años en crear un producto que nunca vería la luz.
Acababa mi artículo anterior sobre Google Glass con la frase «¿Funcionará mejor este enfoque? Sólo el tiempo lo dirá.»
Pues el tiempo ya ha dicho.
Tras años de pasar sin pena ni gloria, Google ha decidido cancelar el proyecto.
Una decisión probablemente muy razonable en estos momentos.
Han pasado bastantes años y el producto no ha llegado a despegar.
Además, el mercado y la tecnología ha evolucionado y para un concepto de hace más de 10 años desde su concepción se hace muy difícil competir.
Muy difícil competir con otros grandes players como Microsoft, Apple y Facebook, perdón, Meta, que están invirtiendo enormes cantidades en el mundo y en los dispositivos de realidad virtual para el (quien-sabe-si-despegará) Metaverso.
Así que Google Glass ha pasado a engrosar la gran lista de killedbygoogle.com.
285 productos tiene ya esta lista. ¡No está mal!
Vale la pena mencionar que Google aprendió algo importante de la primera versión de Google Glass.
Aprendió a evitar crear «hype» innecesario cuando hay tanto riesgo sobre la mesa.
Gracias a esto, la cancelación de la nueva versión de Google Glass ha pasado bastante desapercibida.
Como bien hacen nuestros estimados políticos, hay que aprovechar cuando hay otros temas que acaparan toda la atención de los medios para colar casi de infraganti medidas o cambios que pueden ser impopulares.
Y está bastante claro que la Inteligencia Artificial en sus múltiples variantes ocupa ahora la atención de los adictos a la tecnología.
Así que sí, con nocturnidad y alevosía, Google Glass ha pasado a mejor vida.
De esto también se pueden aprender lecciones valiosas.
Cuesta mucho enterrar un proyecto en el que se ha invertido mucho tiempo, dinero y, sobre todo, ilusiones.
Pero aun siendo una decisión complicada, es una decisión que hay que saber tomar en el momento adecuado.
Antes de intentar hacer cien intentos de cambios, de campañas y de otras geniales ideas para evitar dar el paso que realmente se tiene que dar y que a la larga solo hacen que aumentar el coste de lo invertido y hacer más difícil la decisión.
Para cierta gente un proyecto que no funciona es un fracaso y hacen todo lo posible por evitar su cancelación.
Para otra gente, la misma situación es un aprendizaje y, a su debido momento, deciden cambiar el foco y poner la ilusión, el tiempo y el dinero en otras iniciativas que tienen más potencial.
Eso sí, con la lección aprendida y sabiendo las piedras que hay que evitar en el nuevo camino.
Google lleva 285 fracasos, o 285 lecciones. Según se mire.
¿Has tenido que cerrar algún proyecto porque no daba los resultados esperados?
¿Fue una decisión sencilla y rápida?
¿O intentaste por todos los medios evitarlo?