Una de las cosas que más echo en falta de trabajar en un entorno corporativo es el de estar acompañado por un equipo de expertos profesionales en sus respectivas áreas.
Trabajando como consultor freelance con frecuencia colaboras con directivos de pequeñas empresas o emprendedores, expertos en su área de negocio, pero que necesitan ayuda, en mi caso, en el área tecnológica.
No voy a negar que da cierta satisfacción el que te escuchen como la persona que tiene LA VERDAD (así, en mayúsculas).
Pero a mí siempre me ha gustado rodearme de profesionales con los que poder compartir conocimientos y puntos de vista.
Y eso no siempre es fácil de encontrarlo en entornos de pequeñas empresas.
Por eso, da una gran satisfacción cuando tienes la oportunidad de tener una reunión con otros profesionales.
Y ver que hay ese buen feeling en el momento en que la información fluye en ambas direcciones de forma absolutamente productiva.
Esta semana pasada he tenido una call con un proveedor.
Se trata de un proyecto en el que se requieren unos dispositivos especiales para crear una plataforma IoT.
La cuestión es que no me considero especialmente experto en el mundo de la electrónica.
Por decirlo finamente.
Vaya, que siempre he tenido la suerte de que otros expertos se encargaban de esa parte en los proyectos en los que participaba.
Pero esta vez mi misión es sacar adelante el proyecto y eso implica tanto la parte de hardware como de software del producto, así como otros aspectos del negocio.
Así que tras un contacto inicial con el proveedor y un breve intercambio de emails en los que explicaba nuestras necesidades y nuestras dudas con respecto al producto del proveedor acordamos una primera reunión.
A la hora acordada iniciamos la reunión online puntualmente.
Tras un par de minutos para una breve presentación vamos directo al grano.
Y claramente veo que ha leído y ya procesado todo mi email.
Y pasa a revisar y explicar punto por punto cada tema.
Ya tiene documentos e imágenes preparadas para explicar visualmente la situación.
Ya ha encontrado soluciones a muchas de las preguntas.
Y, tal como te lo explica, de pronto las piezas encajan.
Las suposiciones se corroboran.
La mayoría de temas quedan resueltos.
Y los que aún están pendientes pasan a ser acciones concretadas agendadas para resolverlas a corto plazo.
Nos despedimos fijando la información que me enviará y fijando fecha para la siguiente reunión.
Tras finalizar la llamada elaboro y envío un resumen informando al resto de mi equipo a partir de las notas que había tomado.
Al poco rato me llega el correo con la información prometida y, curiosamente, cuadra punto por punto con mis notas.
Señal de que nos hemos entendido perfectamente.
Señal de que yo, que no soy experto en esos puntos, he podido entender perfectamente sus explicaciones.
En definitiva, una reunión superproductiva.
Una llamada de una hora exacta que ha permitido avanzar el proyecto de forma importante.
A pesar de que no nos hemos encontrado presencialmente. De estar en distintas partes del país.
Con la ventaja de haber evitado todo el tiempo y el coste que habría requerido encontrarnos presencialmente.
La información fluye y es posible colaborar con grandes profesionales estén donde estén.
Colaborar con profesionales externos a tu entorno habitual puede aportar nuevos puntos de vista, nueva información sobre hacia donde va el mercado más allá de lo que se suele vivir en el día a día de una empresa.
No significa que los colaboradores externos sean mejores y peores. Pero seguro que tienen otros puntos de vista, otras experiencias y conocimientos y eso siempre puede enriquecer cualquier conversación o proyecto.
¿Y tú? ¿Buscas apoyarte en profesionales más allá de tus colaboradores habituales?
¿Tienes intencionadamente un plan para expandir tus contactos con gente que pueda aportarte a mejorar tus proyectos?
¿Dónde y cómo los localizas?