Recientemente Turistec publicó un artículo mío titulado «La inteligencia artificial revoluciona la experiencia del viajero«.
En él explicaba mi experiencia real utilizando ChatGPT para organizar un viaje. Cómo me propuso un itinerario de cuatro días dándole muy poca información.
Y no sugería una escapada estándar que se puede encontrar en cualquier suplemento semanal del periódico.
Era una propuesta específica y encajada para los días y las paradas obligadas que yo le había indicado.
Y la propuesta era buena. De hecho, fue la base de lo que finalmente hicimos durante esos cuatro días.
Porque el ChatGPT no me conoce (por el momento) y no sabe si, por ejemplo, soy alérgico al marisco o no tengo carnet de conducir o me encanta hacer excursiones por la montaña.
Así que hicimos algunas adaptaciones a su propuesta.
Las reacciones
Lo curioso de todo esto ha sido la reacción de la gente que lo ha leído. Básicamente profesionales del turismo y la tecnología que es a lo que se dedica Turistec.
Hay dos grandes tipos de posicionamientos.
Bueno, supongo que hay tres, si contamos las de quienes, a día de hoy, no lo ven importante.
Los escépticos
Pero si nos limitamos a los otros dos, tenemos, por un lado, los escépticos.
Los que piensan que eso no les afecta.
Los que dicen «Mis clientes no saben utilizar esto».
Cierto es que, a día de hoy, para mucha gente la IA no es más que un juguete y cuando tienen que hacer alguna cosa, no se les ocurre preguntarle a esa IA.
Eso me recuerda mucho cuando se lanzó Internet. Había profesionales que decían que el negocio seguiría estando básicamente en el presencial. En las oficinas y en las tiendas a pie de calle.
Incluso, cuando ya tuvieron que pasar a compaginar ambos sistemas, enfocaban sus esfuerzos en los clientes que no sabían manejar internet.
Pero, visto con perspectiva, lo cierto es que hoy, en muchos sectores, pero en concreto en el mundo de la venta de viajes, muchas agencias de viaje tradicionales han desaparecido.
Así, sin más. Pequeñas y grandes.
Los creyentes
Y algunas agencias puramente online que hace 20 años ni existían han pasado a ser los referentes a día de hoy.
Luego está el caso de los que ven las posibilidades de la nueva IA.
Piensan en como aplicarla dentro de sus negocios para ser más eficientes en lo que ya hacen.
Se preparan para introducirla en sus webs para atraer más clientes.
Es lógico pensar en cómo aprovechar la potencia de la IA en el mismo entorno de trabajo actual. El que conocemos y tenemos controlado.
El tercer camino
Desde mi punto de vista existe un tercer camino.
Las IAs más pronto o más tarde (dependerá más de las trabas que se le pongan que de los avances tecnológicos) empezarán a conocer al usuario.
Y podrán buscar la información que necesita su usuario.
Y entonces las webs quizá pierdan bastante sentido.
Porque le podremos pedir a nuestra IA lo que queremos hacer.
Y nuestra IA nos recopilará la información, la filtrará según nuestros gustos e intereses y, cuando ya la tenga preparada, nos la presentará para que tomemos la decisión.
Y luego el hacer una reserva será la parte más sencilla.
Bastará decirle a nuestra IA ¡Adelante con la segunda opción!
Hay que prepararse
Así que el paso que hay que ir preparando desde las empresas es el de estar ahí. El hacer que la información esté disponible en un formato que sea fácil de encontrar por parte de las IAs de sus clientes.
Y el hacer una reserva o una compra se pueda finalizar de la forma más sencilla.
Cuesta cambiar los modelos de pensamiento que llevamos implantados desde hace mucho tiempo.
Como costó para la gente acostumbrada a pensar en negocios presenciales a tener que pensar en los negocios online.
Muchas veces sencillamente pensaban en hacer lo mismo de siempre pero vía una web. Que venía a ser la oficina online. Una más entra muchas.
Sin embargo, los que vieron un poco más allá gestionaron mejor el cambio.
Posiblemente volvamos a ver esto mismo en breve.
¿Ciencia-ficción?