Kit Digital: Burocratizando la Digitalización

Llama la atención que buscando “Kit Digital” en Google no aparezcan anuncios de empresas que ofrecen servicios asociados a estas ayudas.

Del mismo modo, casi todo lo que aparece en Twitter sobre #kitdigital es publicidad institucional. 

Son muy, muy pocas empresas que utilizan ese hashtag para anunciarse y conseguir nuevos proyectos.

¡La gente va a tener dinero gratis! Una increíble oportunidad para generar negocio.

¿No?


Y no, yo no soy Agente Digitalizador. En estas fechas ya son varios de mis clientes que me han contactado si puedo ayudarles a tramitar este Kit.

O que ya han conseguido la aprobación de la ayuda y buscan con quién hacer el proyecto que tienen en mente.

De hecho, yo mismo, que puedo sin problemas hacer la mayoría de las tareas relacionadas, debo acudir a alguna de las empresas que están de alta como agentes digitalizadores para poder aprovechar esa ayuda.


A finales de octubre 2022 se abrió el plazo para solicitar el Kit Digital para empresas de hasta 3 empleados y autónomos.

Así que a los pocos días de abrirse el trámite hice mi propia solicitud de la ayuda.

Y lo cierto es que solicitar el Kit fue bastante sencillo. Para empresas en mi caso basta acceder a Acelera Pyme, realizar un autodiagnóstico y rellenar la solicitud.


El primer salto de fe viene cuando tienes que asegurar y prometer que cumples todos los requisitos.

Vamos a cruzar los dedos confiando en que yo no incumpla el artículo 13.2 de la Ley 38/2003, que tampoco sea una de las agrupaciones previstas en el párrafo segundo del artículo 11.3 de la misma ley, no esté en alguno de los supuestos de la Ley 3/2015, no sea una de las causas de prohibición previstas en los apartados 5 y 6 del artículo 4 de la Ley Orgánica 1/2002 ni nada relacionado con el artículo 20.c) del texto refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2002.

(No están todas las leyes referenciadas en ese artículo. Hay más)

(Ni tampoco están todas las leyes referenciadas en las leyes referenciadas)

Como decía: cierro los ojos y le doy a la tecla de enviar.


Y justo dos meses después recibo un email que me confirma que se me ha concedido el bono del kit digital.

¡Bien!

Me llama la atención, si reviso la solicitud, que el correo electrónico de concesión me ha llegado 2 semanas después de su aprobación real.

Teniendo en cuenta que hay 6 meses para tramitar la ayuda, ya se han consumido 2 semanas para enviar un correo electrónico.

Viva la digitalización.


Parece ser que lo difícil en este punto sería decidir dónde invertir ese dinero.

Hay muchas opciones donde usar la digitalización para mejorar la situación de la empresa: web, e-commerce, redes sociales, facturación electrónica, gestión de clientes, oficina virtual, ciberseguridad, …

Pero lo realmente difícil no es en qué, sino con quién.


No puedo asegurar que sea algo general. Pero ya son varias las empresas que conozco que son Agentes Digitalizadores y no quieren trabajar en más proyectos de este tipo.

¿Por qué?

La dificultad y el riesgo para cobrar estas ayudas.


El dinero de la ayuda no va nunca al cliente. El cliente debe escoger un Agente Digitalizador y firmar un convenio para realizar el proyecto.

Una vez ejecutado y entregado el proyecto, el Agente debe enviar una justificación de lo que se ha conseguido con el proyecto.

Esta justificación la revisan, como entidades colaboradoras, las Cámaras de Comercio que, una vez aprobada, la envían a la Administración.

Entonces la Administración paga entre el 60 y el 70% (según esté estipulado para ese tipo de proyecto) al agente.

Pasados 12 meses hay que hacer una segunda justificación de lo conseguido con el proyecto.

Y repetir el proceso: Enviarlo a la Cámara de Comercio para que lo revisen y estos pasen la aprobación a la Administración que liquidará el importe restante.


La cuestión es que los Agentes Digitalizadores, por un lado, ya están saturados con los proyectos de empresas grandes y pymes de más de 3 empleados, cuyos trámites se abrieron meses antes que para las pequeñas empresas y autónomos.

Para esas empresas de más de 10 empleados las ayudas son de 12000 € y para las de más de 3 empleados son de 6000 €.

Pero el trabajo, y en particular la burocracia, es la misma, sea cual sea el tamaño de la empresa.


Por otra parte, los técnicos y especialistas están actualmente desbordados con esa punta de trabajo que han generado los Kits en pocos meses.

Esto, por si solo, ya es motivo para que las empresas no puedan coger nuevos proyectos.


A eso hay que añadir lo que se tarda en cobrar el trabajo ya realizado. 


Primero hay que ejecutarlo completo y luego esperar a que se apruebe la justificación y se liquide en dos partes.

Una parte a los 3 meses y el resto a los 12 meses.

Es decir, primero pagas a los empleados por ejecutar el trabajo y en varios meses vas a recuperar lo que te ha costado pagar a tus técnicos. 

Y dentro de un año cobrarás tu margen de beneficio.


La experiencia con los proyectos ya realizados no son esperanzadoras.

Los proyectos, cuando entran en su aprobación por las Cámaras de Comercio, entran en un agujero negro. Es imposible saber cuándo se aprobarán ni en qué punto de la aprobación se encuentran.

Y además, cuando se confirma la aprobación, también hay retrasos en los cobros de las ayudas desde la Administración.


Si esto pasa con los pocos proyectos de importes grandes, ¿qué puede ocurrir cuando sean muchos proyectos de importes menores?


Y aún queda un punto adicional.

El riesgo de no cobrar.


Por ejemplo, en teoría, si se crea o mejora una web o un e-commerce hecho con ayudas públicas, debe cumplir los criterios de accesibilidad web.

Estos criterios, por si solos, ya suponen un coste adicional importante para cualquier desarrollo web. Que, por si solo, ya puede requerir más que el importe de la ayuda.

Si tienes curiosidad en cómo justificar la accesibilidad de una web, puedes consultar el informe que hay que cumplimentar aquí.

De hecho, antes he dicho “en teoría” porque hay gente que confía en que “Esto no lo van a mirar”.

Sin comentarios.


Y ¿qué pasa si la pequeña PYME o el autónomo cierra su empresa antes de un año?

¿Cómo se justifica el cobro de un trabajo hecho si el beneficiario ya no existe?

Aunque claro: siempre está la garantía de que “El beneficiario tendrá que pagar al agente de no cumplir los requisitos”.


¿Conseguirá el Kit Digital su objetivo de promover la digitalización de pequeñas empresas, microempresas y autónomos/as, y contribuir a modernizar el tejido productivo español?

¿O se gastará todo en la burocracia asociada?


Y la cuestión aún más importante.

¿Van a ser capaces las empresas de gestionar estas ayudas de forma estratégica para mejorar su operativa y enfrentar mejor el futuro?

O sencillamente lo invertirán en cualquier proyecto de baja prioridad, que parecía interesante, pero para el que nunca hubo forma de justificar su coste.


Es absolutamente cierto que muchas empresas necesitan aprovechar la digitalización y este Kit puede ser una gran ayuda.

Pero lo realmente crucial es pensar estratégicamente en cómo preparar la empresa para el futuro. Ahí sí te puedo ayudar.

Y, una vez tengas claro lo que más va a aportar a tu empresa, entonces podemos ver si este Kit Digital es la ayuda que necesitas.